Por: Daniel Regalado
El ajedrez es el más extraordinario juego de mesa del planeta. Según Claude Shannon, existen más posibles partidas de ajedrez que atomos en el universo.
También es maravillosa la forma en que cada ficha está destinada a moverse. El peón, el alfil, la torres, caballo, la reina, cada uno de ellos con una forma de moverse en la mesa en diferentes momentos del juego.
Sin embargo, la pieza más importante es el rey y la diferencia entre un jugador principiante y un maestro del ajedrez está en la comprención del valor del rey. Un maestro ajedrecista sabe que el rey no solo debe de estar bien protegido, sino también bien, posicionado.
Un principiante protege el rey, pero muchas veces olvida posicionarlo. Un rey o un líder mal posicionado puede convertirse en una carga para la estrategia. Y muchas veces los principiantes olvidan que si el rey cae, se perdió la partida.
La reina, es quizás la pieza más poderosa por su capacidad de moverse. Sin embargo, sin ella la partida puede seguir su curso y aún así ganar.
El objetivo del Ajedrez es siempre el mismo: Proteger al rey y derrotar al rey adversario. En el mismo tablero, podemos ver como un rey, o líder mal colocado o desprotegido es una debilidad para todos. De igual menera un líder que se mueve erráticamente o que avanza con agresividad sin haber construido una base sólida es como un líder impulsivo que actúa sin considerar las consecuencias.
Seamos como en el ajedrez, hagamos los movimientos propios, que nuestra naturaleza, en este tablero nos obliga.
El liderazgo no se trata de mandar, sino de posicionar tu entorno en el lugar preciso para ganar: los peones son frecuentemente descartados para abrir caminos, los alfiles y caballos se intercambian por posicionamiento estratégico e incluso la reina puede ser ofrecida, si el plan lo requiere, pero hay una pieza que nunca puede ser sacrificada, EL REY
Asi que avancemos juntos, tratando de estar en el lugar correcto en el momento indicado, pero sobretodo, sin olvidar la regla de oro del ajedrez: Primero protege al rey. PROTEJAMOS AL LÍDER. Si una jugada pone en riesgo al rey, entonces, no vale la pena.