Página en blanco en historia del tránsito en República Dominicana

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Por: Mario Holguín, miembro Dirección Central FP

La problemática del tránsito es compleja en todo el mundo, solo que hay gobiernos que se preocupan por invertir más que otros para enfrentar los retos.

Mas, otros que son totalmente indiferentes hasta que dichos problemas como hiedra arropan todas las actividades y desenvolvimiento humano. Por tanto, los resultados en las estadísticas e indicadores son catastróficos, como sucede en la República Dominicana.

Nuestras autoridades políticas y empresariales no comprenden que las gestiones en ese tenor no son para recoger las víctimas rápidamente, sino para evitar con actuaciones preventivas urgentes que no ocurran siniestralidades.

Ni propiciar los gobiernos un comportamiento que dé espacio a la falta de ética y transparencia, a la ambición y a la negligencia; a propósito de las últimas tragedias escenificadas en el país, así como en el manejo del delicado sistema de semáforos.

En este caso particular de la red semafórica de la ciudad dominicana, se pueden analizar involucramientos de muchos temas. A saber, de carácter jurídico, técnico, económico, financiero y gerencial.

Un proceso cuestionado desde sus inicios que todavía no tiene fin, cuyas evidencias demuestran impericia en la administración del Estado. Situación que ha conllevado a acciones ante los tribunales con consecuencias impredecibles en un eventual tratamiento responsable y serio de los sectores competentes.

– Por qué los contrastistas continuaron trabajando pese a la adopción de una medida cautelar de oficio por La Dirección General de Contrataciones Públicas?

– Por qué se le permitió a los contratistas el control total del sistema semafórico a sabiendas de las controversias persistentes, partes incluso, ventiladas en los tribunales?

– Hasta dónde del contrato pudieron desarrollar los contratistas?

– Cuánto del total de dinero contratado se ha erogado?

– Hasta dónde la covertura del dominio externo en el sistema, que en el futuro pudieran intervenir con intenciones aviesas?

Estas y muchas más interrogantes surgen para que las autoridades den respuestas satisfactorias a la ciudadanía.

Se demanda de una investigación exhaustiva, tanto del proyecto como de los equipos intervenidos como de las acciones temerarias de los contratistas. Las autoridades permitieron estos desatinos mostrando visos de corrupción.

Contamos con un Sistema de Control de Tráfico por tiempo indefinido bajo la dirección de un tercero. Un acto de irresponsabilidad del gobierno e ignorancia.

El manejo de los Centros de Control y Gestión del Tránsito en todas partes del mundo es Seguridad Nacional.

Hoy nos queda una plataforma corrompida y comprometida; más peligrosa, vulnerable, contaminada e indomable que antes del contrato.

Pero además, un día en blanco en la historia del tránsito en la República Dominicana si no se aclaran satisfactoriamente los hechos de finales de octubre.

De forma tal, que el sabotaje tecnológico al sistema de semáforos de la ciudad implica un abordaje prudente respecto a la Ley No. 267-08 sobre Terrorismo sin precedente en el ámbito de la movilidad.

Todo lo que ha estado ocurriendo obliga al gobierno a preparar capacidades y fiscalizadores con un plan efectivo de contingencia que obedezca a una estrategia para evitar experiencias de mala práctica como las que vivimos en las vías capitalinas durante tres días y siguientes, quedando los organismos oficiales atrapados, desprevenidos sin conocimiento de causa.

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