Por: Francisco Cruz Pascual, miembro Dirección Central
La imagen pública de la actual Junta Central Electoral se puede calificar de excelente. La gente la percibe como imparcial y certera en su trabajo institucional. El proceso electoral en su conjunto, tanto en febrero como en mayo elevaron la moral organizacional del organismo ante la población que venía de la frustración de las elecciones de febrero de 2020, suspendidas por el pleno de la pasada JCE, luego de múltiples fallas.
La democracia dominicana necesitaba que el organismo electoral recuperara la credibilidad pública y que nuevamente se legitimara, a través de un proceso transparente.
Los retos fueron superados en los pasados comicios, hacen que la actual JCE se perfile nuevamente como una entidad que garantiza la estabilidad democrática con sus acciones cumplidas en forma íntegra. Y algo más, con el carácter institucional necesario, como para arribar a toma de decisiones correctas, dentro del orden jurídico nacional.
Se tomaron todas las medidas necesarias para prever, planificar, organizar y ejecutar las acciones, antes, durante y después de los procesos de febrero y mayo, así lo confirmaron los organismos internacionales, las organizaciones políticas y los sectores representativos de la nación, los que testimoniaron la diafanidad de los procesos, manifestando confianza plena en la Junta Central Electoral.
Las elecciones municipales, legislativas y presidenciales no fueron perfecta, pero, fueron exitosas para el fortalecimiento de la democracia en la república dominicana. En tal sentido, felicitamos al pleno de la JCE y congratulamos a su presidente, Román Jáquez Liranzo.
Uno de los desafíos que se logró a cabalidad, fue el desarrollo de un proceso ágil, seguro, en paz y en forma cívica, como el que se desarrolló y que mereció un informe positivo de los organismos y personalidades que fungieron como observadores, tanto las elecciones municipales del domingo dieciocho de febrero, como las elecciones presidenciales y congresuales del diecinueve de mayo de 2024, las que transcurrieron sin mayores incidencias que pusieran en riesgo la democracia.
Como en todo proceso electoral, se presentaron eventualidades, pero, estas no impactaron la integridad y credibilidad del proceso. Porque con sus altas y bajas, se evidenció respeto por los valores democráticos y la transparencia, así como un normal desenvolvimiento del proceso de votación y escrutinio, reconocido por organizaciones políticas.
Otro de los procesos exitosos de la actual JCE, lo encontramos en el equipo utilizado para la digitalización, transmisión y escaneo de los resultados de cada colegio electoral, este fue el principal proceso de éxito de las elecciones, como garantía de fortalecimiento institucional de la democracia.
Este proceso permitió subsanar los problemas históricos del conteo y asentamiento manual de los datos derivados de errores humanos, asegurando que los datos registrados fueran precisos y confiables desde el inicio; cualquier error detectado durante el escrutinio pudo ser corregido inmediatamente en el propio colegio electoral, bajo la supervisión de los actores involucrados. De igual forma, posibilitó una transmisión segura y rápida de los datos, asegurando la integridad de la información. El proceso también buscaba eliminar los descuadres de las relaciones de votación y cumplió con su cometido.
Este proceso, además, permitió la transmisión electrónica de las relaciones de votación de forma rápida al centro de cómputos de las Juntas Electorales, y, a las 8:00 p.m. del día de la elección, apenas tres horas después de haber cerrado la votación, se emitió el primer boletín electoral con más del 20% de los resultados procesados, cumpliendo con lo dispuesto en la Resolución No. 12-2024.
El desafío de lograr un cierre del cómputo electoral en tiempo récord, fue logrado con notas sobresalientes. Todo esto, aunque la Ley Núm. 20-23, Orgánica de Régimen Electoral, en su artículo 29, establece un plazo de treinta (30) días siguientes a la fecha de la elección para formular una relación general de votación.
Hay que felicitar a la Junta Central Electoral, por el hecho de que sole le tomó cinco días cerrar el cómputo electoral para las Elecciones Municipales y cuatro días para las Elecciones Presidenciales y Congresuales, esta realidad produjo paz entre los electores y los elegidos.
Estamos conscientes de que la interrelación entre la democracia, el desarrollo sostenible, la separación de poderes y la existencia de instituciones gubernamentales efectivas y eficientes son claves es en el desarrollo de las naciones y también sabemos que estas variables esenciales se sustentan en la transparencia y la responsabilidad pública de los sistemas electorales, y la independencia de los organismos responsables de conducir y verificar elecciones libres, justas y regulares.
Son estos elementos esenciales, los que pueden asegurar el apoyo de la ciudadanía a la participación en los procesos democráticos y brindan seguridad a la gente para confiar en las instituciones públicas y en las organizaciones democráticas del país. Por esa razón, puedo enunciar estos párrafos sobre la actual Junta Central Electoral, porque ella, luego del desaliento de febrero 2020, ha devuelto al pueblo la esperanza de que se puede confiar en ella. De que podemos ir a sufragar bajo las garantías institucionales de un órgano electoral, dirigido por un liderazgo con carácter, capacidad, seriedad y decisión pertinentes, como para asegurar estas garantías.