El Congreso que viene

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En la pasada entrega de esta columna, analizaba en detalle las particularidades que presentará el Congreso Nacional 2024-2028, el cual iniciará su primera legislatura el próximo viernes 16 de agosto.

Sobre esto, les compartía mi visión sobre los retos que enfrentaremos los congresistas, dada la desigual correlación de fuerzas políticas que compondrán dicho Congreso. Esta situación es especialmente visible ante los anuncios de reformas que se avizoran, lo cual, sin dudas, nos augura que serán 4 años de trabajo intenso, en los que albergo la esperanza de lograr los consensos necesarios para acercarnos al país que todos queremos.

Pero, además, tal y como les comenté en esa anterior entrega, también he querido socializar con ustedes, amables lectores que me honran con su atención, mis opiniones y visión sobre otro congreso que se está desarrollando. Me refiero al Segundo Congreso Ordinario de la Fuerza del Pueblo, Franklin Almeyda Rancier, y al Congreso Elector Manolo Tavárez Justo.

Para los miembros de la Fuerza del Pueblo y en especial para un servidor, estos congresos tienen una significación especial; no sólo porque sean un requerimiento que ordena la ley 33-18 sobre partidos, agrupaciones y movimientos políticos en sus artículos 28 y siguiente, sino porque llevan por estandarte el nombre de dos figuras históricas que, tanto para el país como para el partido, fueron ejemplo de lucha, entrega y honestidad.

En el caso don Franklin y su esposa doña Josefina (Fifa), guardo gratos recuerdos de su hospitalidad cada vez que nos reuníamos en las tertulias políticas a las que nos convocaba. Albergo un profundo y especial agradecimiento por su entrega en la construcción de este partido, pero sobre todo por los sabios y oportunos consejos que recibí desde el inicio de mi participación política. En el caso de Manolo Tavárez Justo, a pesar de que mis referencias sobre su persona son las que he podido estudiar en los libros de historia y las recogidas de los testimonios de nuestros compañeros de partido que le conocieron, estoy seguro de que ningún dominicano puede poner en duda la estatura histórica y la magnitud de la entrega de uno de los prohombres de nuestra patria.

Por eso, creo que la Fuerza del Pueblo tiene un desafío que se coloca por encima del mero cumplimiento de la ley o de las aspiraciones de los miembros de nuestro partido. El compromiso que hoy tenemos es con toda la sociedad dominicana, a la cual, una vez concluidos estos congresos, debemos presentarles un partido novedoso, renovado y con autoridades partidarias que combinen lo mejor de la experiencia con la audacia de la innovación de las nuevas generaciones y quienes deberán estar listos y prestos a representar los mejores intereses del país en cualquier escenario que sea requerido.

Es por esto que nuestra organización tiene que lograr una sana pero estratégica combinación entre lo mejor de la juventud y de la experiencia, pues sólo con esa sinergia podremos lograr recuperar el entusiasmo que necesitamos generar en la gente para promover los cambios y transformaciones a las que aspiramos.

Tenemos la intención, las ganas, la preparación y la guía correcta, y lo mejor: sabemos cómo hacerlo. Ahora toca interpretar correctamente lo que aún nos falta para lograr el propósito bajo el cual fue fundado el partido de la cayena: defender nuestra constitución, y con ello, poner en marcha nuestros planes de profundas transformaciones positivas para la República Dominicana.

Me siento honrado de ser parte de este proceso histórico en el que, junto a todos mis compañeros, aportaré todo mi esfuerzo y entrega para lograr la organización política que nos demandan los dominicanos y los tiempos que vivimos y aspiramos vivir.

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