En los 19 días transcurridos, desde el inicio de la guerra en Ucrania a la fecha, se ha vivido una conmoción a escala global: se han perdido muchas vidas humanas; se ha provocado una restructuración geopolítica y geoeconómica; se ha roto el paradigma del pacifismo europeo y reactivado una conciencia de polaridad militar en Europa; y se ha afectado la recuperación de la economía global e incrementado el riesgo de una estanflación en la mayoría de los países.
República Dominicana se encuentra a una distancia de aproximadamente 9,277 kilómetros de Ucrania (entre 12 a 17 horas de vuelo dependiendo de la ruta) y con relación a Rusia la distancia es de alrededor de 11,082 kilómetros (entre 12 a 18 horas de vuelo).
Sin embargo, la distancia geográfica y cultural que separa a nuestro país de Rusia y Ucrania no impide que sintamos el impacto económico de la guerra que se libra en territorio ucraniano. Esto así, debido a que somos parte de un mundo globalizado e interdependiente.
Los sectores nacionales que más sufren el impacto económico de este conflicto son: el turismo; zonas francas; energía y combustibles; agroindustrial; construcción; industrias; y tecnologías.
En lo que concierne al turismo, el impacto resulta significativo ya que, Rusia es el segundo emisor de turistas y Ucrania el quinto desde Europa. Durante la pandemia Rusia paso de ser el 4to al 2do país emisor de turistas, estableciendo una frecuencia de 50 a 60 vuelos semanales desde siete ciudades rusas a tres destinos dominicanos.
En 2021, de los 3.6 millones de turistas que llegaron al país, unos 183,700 eran rusos y 85,912 ucranianos, en enero del presente año, de 436,677 turistas, 49,215 fueron rusos y 13,749 ucranianos. Algunos han estimado que la ausencia, en nuestro territorio, de los turistas rusos y ucranianos representaría una perdida aproximada de al menos US$250 millones de dólares.
En lo que respeta al sector construcción, el impacto será aún mayor debido a lo determinante que resulta este sector para la economía nacional así como por la dependencia que tiene este sector de las importaciones de Ucrania.
Por ejemplo, nuestro país importa de Ucrania el 56% de la palanquilla, que es clave para hacer varilla, malla ciclónica, alambre de púa, clavo y una serie de componentes. Además, el 35% de los hierros y metales fundidos consumidos son importados desde Ucrania, solo en 2021 se estima que el costo de importación de dichos materiales fue de 300 millones de dólares y que el mismo representó un 37 % del total de las importaciones.
Esta situación afecta el crecimiento del sector de la construcción y perjudica la economía nacional. Esta actividad económica representa más del 10% del PIB. De enero a septiembre del 2021 su contribución al PIB fue de 14.20 %, aportando unos 548,687.4 millones de pesos.
En adicción, el presidente de la Asociación Dominicana de Ferreteros y el director ejecutivo de la Asociación Dominicana del Acero (ADOACERO) han ofrecido varias declaraciones de prensa en las que han manifestado las preocupaciones de sus respectivos sectores por el alza de los precios del acero, varillas, alambres, cemento y otros materiales esenciales de la construcción. Ellos han explicado que los precios que están experimentando estos insumos tienen un incremento histórico.
Así mismo, las secuelas económicas de esta guerra agravarían más la severa inflación que afecta a la canasta básica familiar debido a que tanto Rusia como Ucrania son de los mayores exportadores de productos alimenticios. Según los datos de JP Morgan, ambos países representan el 29% de las exportaciones globales de trigo y el 19% de las exportaciones de maíz. En el caso del aceite de girasol, Ucrania es el mayor productor mundial y Rusia el segundo, representando ambos el 60% de la producción mundial.
Otra secuela negativa de la guerra es el incremento de los precios del petróleo, gas y carbón a niveles históricos que no se verificaban desde el 2008. Este conflicto bélico ha agregado una “extrema volatilidad “a los precios de los combustibles extendiendo así la inflación a diversos sectores de la economía por el rol del transporte y de la energía en la producción nacional.
Este panorama de agudización de la crisis hace necesario que desde el Gobierno se adopten medidas para mitigar su impacto tanto en la economía nacional como en las finanzas personales y familiares.
Igualmente, se requiere que el Gobierno desarrolle políticas de incentivo y protección de los sectores productivos, así como medidas que garanticen la soberanía alimentaria.
En definitiva, estamos atravesando una severa crisis socioeconómica surgida del COVID- 19 y que ha sido agravada por la guerra en Ucrania frente a la cual se requiere que el Gobierno diseñe con urgencia un plan de mitigación de los efectos de la crisis que nos permita salir airosos de este colosal desafío.