Crisis de legitimidad en Haití

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El pasado domingo, 30 de enero, un grupo de organizaciones agrupadas en el autodenominado Consejo Nacional de la Transición (CNT), eligieron a Fritz Alphonse Jean, como supuesto presidente interino de Haití con 25 votos de los 40 votos que emitieron los presentes. También, con 26 votos fue electo Steven Irvenson Benoit como supuesto primer ministro interino.
Previamente, el domingo 16 de enero, diversos grupos de la sociedad civil de la diáspora haitiana se reunieron en New Orleans (Luisiana – Estados Unidos) en una llamada “Cumbre de la Unidad Haitiana” en la que eligieron a Jean como presidente interino.

El vértice del poder institucional haitiano lo componen el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. De estos tres poderes, el Legislativo que es bicameral compuesto por 30 senadores y 119 representantes de la Cámara de Diputados, solamente cuenta en la práctica con un tercio del senado (10 senadores) que son las únicas autoridades electas a las que todavía no les ha caducado su mandato.

En el caso del Poder Ejecutivo, está compuesto por un presidente de facto debido a que la autoridad de Ariel Henry emana de una designación como primer ministro que había efectuado el presidente Jouvenal Moïse, dos días antes de ser asesinado.

Como se puede apreciar la designación de Ariel Henry había sido para la función de primer ministro no para ejercer la presidencia. También, otros señalan que de conformidad con el derecho haitiano el presidente debe haber sido electo por un proceso electoral.

Sin embargo, debido a las circunstancias de la actual crisis haitiana no se han efectuados comicios presidenciales. De ahí que algunos entiendan que Ariel Henry es un primer ministro que ejerce de facto la función de presidente.

El asunto se complica más cuando se profundiza en la legitimidad de la fuente de la que emana el poder que ostenta el primer ministro Henry, ya que la legitimidad del mandato del presidente Moïse había sido cuestionado desde su origen debido a que ganó las elecciones solamente con el 18 % de los inscritos y luego que se repitió un proceso anulado en el 2015 en el que Moïse no había quedado entre los dos más votados. Posteriormente, el cuestionamiento a su legitimidad devino al señalarse que había vencido su mandato en febrero de 2021, a través de una resolución emitida por el Consejo Superior del Poder Judicial de Haití (CSPJ). El asesinado expresidente Moïse, en su momento, reaccionó a esta resolución judicial indicando que se trataba de un intento de golpe de Estado.

El debate de la legitimidad de sus últimos meses en poder se basó en que el artículo 134-1 de la Constitución de haitiana establece que el mandato presidencial tiene una duración de 5 años, contados a partir del 07 de febrero siguiente a la fecha de las elecciones. Moïse fue electo el 20 de noviembre de 2016, pero debido a la crisis post-electoral asumió en febrero 2017 por consiguiente alegaba que su periodo finalizaba este próximo 07 de febrero 2022.

Lamentablemente, ha sido una constante en la historia haitiana la inestabilidad política. Luego de ponerle fin a la dictadura de los Duvalier, en el 1986, la clase dirigente haitiana no ha logrado estabilidad política ni completar la transición a un Estado democrático. Lo habitual ha sido: golpes de estado, gobiernos de transición o interinos, intervenciones extranjeras y crisis electorales.

La inestabilidad política ha sido tan grave que Haití es el único país de América que ha tenido 20 gobiernos en los últimos 35 años. Si nos vamos más atrás y revisamos desde su independencia, 1804 al 2020, solamente el 25 % de los jefes de Estado haitianos lograron terminar su mandato y el 49 % de los que accedieron al poder fueron derrocados. Incluso uno de los casos más reciente de la inestabilidad política que vive este país se evidencia en los cuatro años que gobernó el asesinado presidente Moïse en los que nombró a siete primeros ministros.

En consecuencia, la actual crisis de legitimidad es una continuidad de la perenne inestabilidad política haitiana. En esta ocasión, no queda clara la salida legal, institucional y práctica ya que la precaria legitimidad que ostenta el primer ministro Henry, se extingue el 7 de febrero de este año cuando finalizaba el mandato presidencial de Moïse.

A partir de esa fecha, se trataría de una especie de competencia de ilegitimidades entre las autoridades actuales y las proclamadas por la oposición, en un escenario en que el reinado de la violencia de las pandillas y el colapso del Estado impiden organizar una elección que legitime a sus autoridades.

Esta nueva dimensión de la crisis haitiana hace necesario que desde la República Dominicana se mantenga la vigilancia y se realicen todos los esfuerzos posibles para que se produzca una intervención internacional que recupere la seguridad y estabilidad política en Haití.

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